La sociología y la jurisprudencia experimentan un creciente apetito recíproco. La autocomprensión jurídica busca nuevos puntos de orientación; a ello se agrega una violenta crítica de la opinión pública. Cada vez con mayor frecuencia, se dice que la ciencia del Derecho debe ser entendida como ciencia social, es decir, debe sociologizarse. Los sociólogos, por su parte, buscan nuevos campos en la praxis para librarse de la acusación de una cierta lejanía de los problemas vitales y de pretender llevar a cabo una especie de sustituto de la filosofía. Se piensa que la legislación y la práctica del derecho pueden ofrecer un campo apropiado en el que pueda realizarse el compromiso de la reforma social. Pero hasta ahora juristas y sociólogos viven en mundos diferentes. Este libro intenta proporcionar algunos elementos que puedan contribuir a crear un puente entre ambas disciplinas. Por una parte, trata de tomar en serio y de precisar la exigencia de una sociologización.