En 2004 el autor publicó El mito de Sísifo y la ciencia procesal, obra que inauguró la colección Processus iudicii de esta editorial. Los estudios que se incluían en ella ilustraban sobre la tensión entre trabajos improductivos y productivos en los diversos hitos de la evolución científica del derecho procesal y en muchas de las instituciones que articulan la arquitectura interna de un juicio como método de creación del derecho. La obra ponía en valor el esfuerzo de la doctrina por domeñar las fuerzas que perturban el desarrollo agónico de un juicio entre partes con intereses contrapuestos y por mantener el equilibrio del sistema procesal, que muchas veces chirría, pero que, pese a todo, tiene que responder.
En 2016 aparece en esta misma colección el Elogio de la nada procesal del mismo autor. En este texto se abordaban sin tapujos muchos de los trabajos improductivos que generan las actuaciones procesales y sus actores, que, sin rubor, pueden considerarse desechos, basura, «nada procesal». Muchas veces no quieren verse, incluso se potencian con sesudos estudios y se facturan, pero, desde luego, no dejan de ser residuos a minimizar en cualquier sistema que pretenda tener la etiqueta de eficiente o simplemente de ecológico.