Porque los tiempos son otros, porque las generaciones de juristas cambian, porque cada época social y política trae sus necesidades y urgencias, sus problemas y soluciones, se vuelve aquí sobre un tema respecto al cual ?ya desde un pasado quizás lejano? se ha dicho casi todo lo fundamental: el clásico asunto de la interpretación de las normas jurídicas, en especial en el ámbito judicial. Este no es un problema menor. De ahí, su permanencia a través del tiempo. No se trata de meros ejercicios «filológicos», de una hermenéutica de lo baladí, ni mucho menos del significado de palabras vacuas sin repercusión práctica alguna. En esa discusión se le va la fortuna, el honor, los bienes a muchas personas, quienes acuden o son llevados a los estrados judiciales para que, mediante la llave mágica de la «interpretación» de una norma, se definan cuestiones esenciales en su vida.