El libro examina la relación profunda entre sostenibilidad, derechos humanos y vulnerabilidad como ejes del orden internacional contemporáneo. El autor plantea que la sostenibilidad no puede reducirse a la gestión ambiental, sino que implica una visión ética y política del desarrollo humano. Los derechos humanos se presentan como la base normativa que debe orientar las políticas globales hacia la equidad y la protección de los más frágiles. La vulnerabilidad se entiende como un rasgo estructural de las personas y las comunidades ante los riesgos globales. Desde esta perspectiva, la justicia internacional requiere reconocer que la interdependencia planetaria genera nuevas formas de responsabilidad colectiva. El autor defiende que el respeto a la dignidad humana debe integrarse en los marcos jurídicos de sostenibilidad y cooperación global.