El empresario se parece en muchos aspectos al estratega y al estadista, pues ambos -y sobre todo este último- son, en definitiva, conquistadores, organizadores y negociadores.
El carácter de burgués es algo que se lleva en la sangre, que un hombre burgués lo es por naturaleza o al menos muestra cierta predisposición a serlo.
Percibimos con claridad la esencia de la naturaleza burguesa, conocemos el aroma peculiar de esta especie humana.
La empresa capitalista, orientada como está a la obtención de beneficios, alberga en sus entrañas la tendencia a un afán de lucro desenfrenado y desconsiderado.
Pero, ¿es que su carrera va a durar eternamente? ¿No es desplomará, rendido de cansancio? Creo que así ocurrirá. Creo que en la naturaleza misma del espíritu capitalista se esconde una tendencia que aspira a corromperle y sofocarle desde su interior.