Con un enfoque riguroso y multidisciplinario, esta obra ofrece una mirada profunda sobre la transformación de la criminalidad en un fenómeno estructural, transnacional y tecnológicamente sofisticado. A partir de estudios comparados entre América Latina y Europa, analiza cómo el debilitamiento institucional, la erosión del tejido social y la expansión del crimen organizado han dado lugar a nuevas formas de violencia que desafían al Estado democrático. El libro aborda, además, el auge de subculturas delictivas, el impacto de la ciberseguridad y la emergencia de actores armados no estatales, configurando lo que define como una preocupante insurgencia criminal sin ideología.