La difitalización acelerada de las sociedades modernas ha traído consigo la necesidad de repensar los cimientos sobre los que debe contigurarse la tributación del siglo XXI. La consolidación de los modelos de negocio digitales, sustentados, irrupción de la robótica y la inteligencia artificial en el ámbito de los tributos, por otro, han ahondado en la ya advertida ruptura de los principios y estándares de tributación heredados del pasado siglo.