Los nuevos modelos de negocio y el volumen creciente de operaciones internacionales a través de la red han cobrado un papel preponderante en los últimos años, provocando que los ordenamientos tributarios hayan tenido que afrontar numerosos retos para adaptarse a este entorno; retos transversales que afectan a la imposición directa e indirecta, a las ventas a consumidores, a la planificación fiscal agresiva de las multinacionales para trasladar bases y a la necesidad de facilitar el control y combatir el fraude, sin sobrecargar con ello de obligaciones formales a los contribuyentes.