¿Y si el amor fuera el mejor truco de magia inívenítaído por la evoíluíción? Los cienítíífiícos lleívan años inítenítanído desíenítraíñar los misíteírios del amor, acuímuílanído datos sobre las horímoínas, las feíroímoínas y los neuíroítransímiísoíres que iníterívieínen en el amor.
Hoy en día, saíbeímos más sobre las raízoínes proífunídas por las que busícaímos al príníciípe azul o a la priníceísa de nuesítros sueíños. Saíbeímos más sobre la apaíreníte loícuíra que se apoídeíra del ceíreíbro cuanído esítaímos enamoíraídos. Saíbeímos más sobre los funídaímenítos bioílóígiícos que lleívan a las paíreíjas a seípaíraríse una vez que han naíciído los hijos. Tamíbién saíbeímos más sobre los seícreítos para tener una vida en paíreíja feliz y los reícurísos para que dure. Lejos de la viísión emípaílaígoísa y de color de rosa de los cuenítos de hadas de nuesítra inífanícia, Lucy Vinícent nos proípoíne, con mucha terínuíra y humor, desícuíbrir la verídaídeíra cara del amor: sus truícos, sus cálcuílos, pero tamíbién su enícaníto, su diíverísión y, en todo caso, su beílleíza siemípre inítacíta.