La era digital se encuentra en su fase primigenia sin que existan fronteras que impidan su expansión. Este proceso afecta a todas las esferas de nuestra vida tanto en la perspectiva personal como profesional. No obstante, la llegada de estas tecnologías conlleva grandes desafíos. Los legisladores mundiales se encuentran obligados a afrontar los retos que supone la implantación de nuevas tecnologías, con las dificultades que implica la adaptación del ordenamiento jurídico a la sociedad liquida que vivimos en nuestros días.