No es frecuente que la hermenéutica iuslaboralista se detenga en exceso en las vinculaciones directas entre el sistema educativo o de formación profesional (reglada) y el empleo. No se puede olvidar, sin embargo, que las causas del desempleo juvenil en España son fruto de un combinado de deficiencias tanto del sistema educativo como del mercado de trabajo. Quizá los desajustes entre ambas realidades sean mayores a los deseados. Se analizan en esta obra, por ello, las particularidades del mercado laboral juvenil, la dualidad formativa que se constata en este sector de la población (sobrecualificación e infracualificación) y las tensiones entre las demandas laborales del tejido productivo y las ofertas formativas de las instituciones académicas y para el empleo que discurren en buena parte del tiempo en paralelo sin que lleguen a encontrarse. De ahí el valor de la formación inicial, de la formación profesional continua y del aprendizaje permanente, de la capacitación en competencias transversales y de la adaptabilidad a los cambios como herramientas con las que propiciar la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo. Se postula en este sentido que el sistema educativo, de modo inveterado y administrativamente alejado del ámbito jurídico-laboral, es piedra maestra en la construcción del modelo de crecimiento del país y también en las oportunidades de empleo. Quizá haya de calificarla como la primera política activa de empleo y posiblemente durante algún tiempo y aún hoy no se haya tenido ni se tenga esta concepción.