La biología no solo ha experimentado desarrollos asombrosos en las últimas décadas, sobre los que se han cimentado avances tecnológicos sumamente efectivos que han contribuido a mejorar nuestra salud y aumentar la producción de alimentos, sino que sus propuestas teóricas, particularmente en el ámbito de la evolución y de la genética, han suscitado problemas de gran interés filosófico, dadas sus profundas implicaciones en el modo en que concebimos al ser humano. Eso ha propiciado que la filosofía de la biología se haya convertido en la actualidad en una de las ramas más activas de la filosofía de la ciencia, un ámbito en el que la física había ocupado hasta hace poco la atención preferente.