¿Puede un Estado esclavista castigar legítimamente al esclavo? ¿Y un Estado radicalmente desigual a las personas pobres? ¿Es posible criminalizar la protesta social allá donde están vedados los canales de participación política? La evidencia de que buena parte de quienes sufren el castigo penal son personas pobres y socialmente excluidas, como también la creciente desigualdad existente en las sociedades contemporáneas, hace que estas preguntas interpelen a la ciencia penal con más urgencia que nunca.
El presente libro las aborda desde una mirada tanto filosófica como jurídicopenal, y trata de articular la tesis de que el castigo del excluido social es políticamente ilegítimo allá donde su delito (no violento) está conectado con una injusticia producida o tolerada por el propio Estado. A la pregunta de ¿quién eres tú, Estado injusto, para dirigir un reproche?, la ciencia penal no puede permanecer en silencio.