Hace cinco mil años, la estela del faraón Zoser describía niños llorando y ancianos encogidos por el hambre. En la Antigua Roma, un agricultor apenas lograba una tonelada de trigo al año. Hoy, esa cifra se multiplica por mil; pero tenemos un desafío inédito, dar de comer a más de millones de personas en un planeta sometido a la presión del clima, el agua y la biodiversidad.
Cada plato esconde siglos de ingenio, tecnologías invisibles y equilibrios geopolíticos. Un sencillo huevo frito resume bien la civilización: ganadería, fuego, metalurgia y comercio de sal. Producimos millones de toneladas de alimentos al año - 3,7 kilos por persona y día- , y aun así el de la fruta se pierde en la logística y uno de cada cuatro camiones europeos viaja vacío.
China guarda grano suficiente para alimentar a su población durante casi un año y compra tierras del tamaño de Irlanda en África; nuestras vacas llevan sensores GPS; las granjas verticales multiplican por veinte la productividad; mientras el azafrán se cotiza a miles de euros el kilo? ya hay laboratorios produciéndolo sin necesidad de cultivos tradicionales...