Los daños ocasionados por la muerte de una persona en un accidente de circulación suscitan tres interrogantes básicos en relación a su indemnización: quiénes pueden solicitarla, cuáles son los conceptos resarcibles que se incluyen en ésta y cómo ha de reclamarse. La Ley 35/2015, de 22 de septiembre, da respuesta a esas tres cuestiones de un modo bien distinto a como lo hizo su predecesora: nuevas categorías de perjudicados, vertebración de los daños y especialidades en el modo de reclamar, entre otros muchos cambios. La presente monografía tiene por objeto su ponderación detallada.