Parte del debate iusfilosófico reciente bascula sobre la afirmación de que la incorporación de principios a las constituciones habría dado lugar a la constitucionalización o principialización del ordenamiento jurídico y, con ella, a la aparición de teorías como el neoconstitucionalismo o el postpositivismo, que dicen dar cuenta de los cambios acaecidos. Sin embargo, en este libro se cuestiona que esa incorporación haya actuado como precursora de la principialización del ordenamiento o que esta sea efecto de la mayor o menor presencia de principios en el derecho. En su lugar, se propone una relectura de los debates entre detractores y partidarios de los principios como la contraposición entre quienes promueven un modelo de decisión judicial comprometido con las reglas aplicables al caso y quienes favorecen la corrección de las soluciones adoptadas conforme a valores, derechos o principios a los que los ordenamientos jurídicos estarían vinculados. En última instancia, en esos debates se confrontarían dos teorías del derecho claramente normativas, el legalismo y el principialismo, buscando la promoción de dos modelos alternativos de orden jurídico, uno legalizado y otro principializado. Se concluye indagando la naturaleza del desacuerdo entre los partidarios de cada uno de esos modelos y abogando por la necesidad de hacer explícitas las razones morales por las que cada uno sería preferible a su rival.