En las ciudades del Antiguo Régimen la escrituración de documentos recaía principalmente en los concejos y las notarías. Por un lado, las autoridades municipales la empleaban como instrumento de gobierno y de relación con otras instancias de poder; por otro, los particulares recurrían a profesionales de la escritura que tenían plena capacidad de conferir fe pública a todos aquellos actos que se les demandaban. El aumento en la producción de documentos que se dio en Europa a partir del siglo XII llegó también a los antiguos reinos peninsulares, coincidiendo con la expansión y consolidación urbana. Este volumen pone en relación dos de las principales oficinas de expedición de documentos: la municipal y el notariado público; su organización, sus protagonistas y sus productos escritos desde sus inicios hasta el siglo XVII...