El propósito principal perseguido por el trabajo que el lector procede a iniciar es doble: por una parte, presentar y tratar de sistematizar la regulación más relevante que, en materia de ius legatorum, previó el Ordenamiento jurídico romano en un momento concreto y determinado de su milenaria existencia: el siglo VI d.C.; y, por otra, en aras de su global comprensión, su necesaria contextualización histórica.