El heredero del cielo dramatiza la conocida parábola de los viñadores homicidas, ejemplo de la desobediencia e ingratitud del hombre. Con una sencilla y eficaz simbiosis de elementos populares y musicales, Lope ilustra al público de su tiempo la eterna lucha del Bien y el Mal, cautivándolo visual y emotivamente.
El niño pastor, auto que destaca por sus momentos de lirismo, fue compuesto por Lope probablemente en 1614, año en el que se representó en Sevilla. Está construido en torno al motivo de la Redención y escenifica alegóricamente varios pasajes de la vida de Jesucristo, caracterizado como un niño.