El diario de guerra del estudiante universitario y futuro representante de la arquitectura moderna, Francisco Cabrero Torres-Quevedo (1912-2005), testimonia la cotidiana crueldad de la Guerra Civil española con una mirada única que combina texto e imagen: dibujos, caricaturas y acuarelas con celajes expresivos de cierto contenido metafísico.
El autor tuvo que interrumpir su carrera a los veintitrés años al ser requerido como soldado. Sus aspiraciones personales, académicas y profesionales, como las de otros jóvenes de su generación, dieron así un giro inesperado.
Entre 1936 y 1939 relata su día a día en los dos frentes, primero en el batallón de trabajos forzados llamado Brigada Disciplinaria, y después en el bando nacional. El diario revela que la escritura y la expresión artística fueron determinantes en su vida y en su
arquitectura.