En una idea certeramente expresada con la metáfora de la Europa Fortaleza, las políticas europeas de inmigración se caracterizan por la multiplicación de las medidas de interceptación. Orientadas a prevenir el acceso irregular de inmigrantes a territorio europeo, tales medidas van desde la generalización del régimen de visados y el control de acceso a cargo de transportistas privados hasta la proliferación de vallas migratorias, pasando por el desarrollo de políticas orientadas a conseguir la colaboración de los países de origen y tránsito o la organización de operaciones de patrullaje marítimo. El doble proceso de externalización geográfico y funcional de los controles migratorios inherente a estas políticas plantea serios riesgos de elusión de las garantías y controles propios del Estado de Derecho, en un ámbito además en el que pueden estar en juego los más esenciales derechos humanos de quienes son objeto de tales medidas. Algunos pronunciamientos de los tribunales europeos han puesto coto, en relación con algunas de esas medidas de interceptación, a lo que un sector de la doctrina ha identificado con razón como una estrategia de evasión de responsabilidades. La presente obra pretende indagar sobre si es posible profundizar en la aplicación de las garantías propias del Estado de Derecho a otras medidas de interceptación, de tal modo que las mismas acompañen a los controles migratorios independientemente de dónde y por quién se verifiquen.